21 noviembre, 2017

Encontrar al Divino II

A medida que ésta [la Verdad espiritual] crezca, sentiremos la Luz y la Verdad divinas, la Potencia y la Fuerza divinas, la Pureza y la Paz divinas trabajar en nosotros, hacerse cargo de nuestras acciones y también de nuestra consciencia, utilizándolas para remodelarnos a Imagen del Divino, eliminando las escorias para sustituirlas por oro puro del Espíritu. Sólo cuando la Divina Presencia sea permanente en nosotros y la consciencia se haya transformado tendremos derecho a decir que estamos dispuestos a manifestar al Divino en el plano material. Si erigimos un ideal o un principio mental y lo imponemos al trabajo interior, corremos el riesgo de limitarnos a una realización mental o de impedir e incluso de falsear, por una formación que se detiene a mitad de camino, la verdadera comunión y una total unidad con el Divino y el fluir libre e íntimo de Su voluntad en nuestra vida. El mental moderno está particularmente sujeto a este error de orientación. Es infinitamente preferible abordar al Divino por la Paz, la Luz o la Dicha que produce Su realización que hacer intervenir estos móviles secundarios que pueden distraernos de lo único indispensable. La divinización de la vida material, de la misma forma que la de la vida interior, forma parte de nuestra visión del Plan divino, pero no puede ser llevada a cabo sino mediante un emanar de la realización interior, algo que crece desde el interior hacia afuera, no mediante la realización de un principio mental.
(continuará)
Sri Aurobindo. Cartas sobre el yoga.