Me preguntas la disciplina que habría que seguir para convertir la búsqueda mental en una viva experiencia espiritual. Lo que resulta necesario en primer término es practicar la concentración de tu consciencia en tu interior. La mente humana ordinaria tiene, en su superficie, una actividad que vela el verdadero Yo. Pero existe otra, una oculta consciencia interior tras la superficie, en la cual podemos llegar a ser conscientes del verdadero Yo y de una verdad más vasta y más profunda de la naturaleza, realizar el Yo y liberar y transformar la naturaleza. El objeto de esta concentración es aquietar la mente de superficie y comenzar a vivir en el interior. De esta verdadera consciencia diferente de la superficial existen dos centros principales, uno en el corazón (no el corazón físico, sino el centro cardiaco en mitad del pecho), otro en la cabeza. La concentración en el corazón abre el interior y siguiendo esta apertura interior y yendo más profundo uno se vuelve consciente del alma o ser psíquico, el elemento divino en el individuo. Este ser desvelado comienza a manifestarse, a regir la naturaleza, a hacer que ésta y todos sus movimientos se vuelvan hacia la Verdad, hacia el Divino, y a hacer llegar hasta ella todo lo que está por encima. Trae consigo la consciencia de la Presencia, la dedicación del ser a Lo Más Alto e invita al descenso a nuestra naturaleza de unas Fuerza y Consciencia mayores que están aguardando por encima de nosotros. Concentrarse en el centro del corazón haciendo ofrenda de uno mismo al Divino y aspirando a esta apertura interior y a la Presencia en el corazón constituye la primera vía y, si puede hacerse, el comienzo natural; puesto que su resultado una vez obtenido hace la senda espiritual mucho más fácil y segura que si uno comienza por la otra vía.
(continuará)