15 abril, 2020

478 Libro VII: El Libro del Yoga. Canto II: La Parábola de la Búsqueda del Alma.

Un alma consciente en el mundo de lo Inconsciente,
oculta tras nuestros pensamientos y esperanzas y sueños,
indiferente Señor rubricando los actos de la Naturaleza
deja a la delegada mente como aparente rey.

En su flotante casa sobre el mar del Tiempo
el regente* se sienta al trabajo y jamás reposa:
es un muñeco de la danza del Tiempo;
llevado por las horas, la llamada del momento
lo compele con el agolpamiento de la necesidad de la vida
y el babel de las voces del mundo.

Esta mente desconoce el silencio y el reposo sin sueños,
en la incesante ronda de sus pasos
los pensamientos recorren por siempre el expectante cerebro;
trabaja como una máquina que no puede parar.

Hasta las habitaciones de los diferentes niveles del cuerpo
interminables descienden apiñados los mensajes del sueño-de-dios.

Todo es murmullo de un millar de tonos y parloteo y agitación,
un incansable correr de un lado para otro,
movimiento apresurado e incesante grito.

Los prestos sentidos servidores contestan de inmediato
a cada golpe sobre las puertas externas,
dan paso a los visitantes del tiempo, anuncian cada llamada,
admiten los mil interrogantes y demandas
y los mensajes de las mentes comunicantes
y el pesado negocio de innúmeras vidas
y todo el multiforme comercio del mundo.

Incluso en los ámbitos del sueño es exiguo el reposo;
se burla de los pasos de la vida en extraños sueños subconscientes,
se extravía en un reino sutil de escenas simbólicas,
su noche con visiones de fino aire y tenues figuras
llena o puebla con ligeras formas cambiantes
y tan sólo gasta un momento en el Yo silencioso.

Aventurándose* dentro del infinito del espacio de la mente
despliega sus alas de pensamiento en el aire interior,
o viajando en el carro de la imaginación
cruza el globo, viaja bajo las estrellas,
hacia sutiles mundos toma su curso etéreo,
visita a los Dioses en los milagrosos picos de la Vida,
se comunica con el Cielo, escarcea con el Infierno.

Esta es la pequeña superficie de la vida del hombre.

Él es esto y él es todo el universo;
escala lo Indistinguible*, sus profundidades osan el Abismo;
un completo mundo misterioso permanece encerrado dentro.

Notas:
regente: hace alusión a la mente, pero se conserva el masculino en esta línea y siguientes al haberse referido Sri Aurobindo a ella como “aparente rey”.
Aventurándose: el regente, es decir la mente.
lo Indistinguible: aquello que le trasciende y que no puede ver.