Encontrar al Divino es en realidad la principal razón de buscar la Verdad espiritual y la vida espiritual; es lo único indispensable y sin ello todo el resto no es nada. Una vez que se encuentra al Divino, hay que manifestarlo, –es decir, en primer lugar transformar nuestra consciencia limitada en la Consciencia divina, vivir en la Paz, la Luz, el Amor, la Fuerza, la Felicidad infinitos, llegar a ser todo eso en nuestra naturaleza esencial y, en consecuencia, ser su receptáculo, su canal, su instrumento en nuestra naturaleza activa. Introducir en la actividad el principio de la unidad en el plano material, o trabajar por la humanidad, es una interpretación mental errónea de la Verdad –esas cosas no pueden ser el principal y verdadero objeto de la búsqueda espiritual. Es preciso que encontremos el Yo, el Divino; sólo entonces podremos conocer cuál es el trabajo que el Yo o el Divino exige de nosotros. Hasta entonces, nuestra vida y nuestra acción no pueden ser sino una ayuda o un medio de encontrar al Divino y no deberían tener ninguna otra razón de ser. A medida que crecemos en la consciencia interior, o a medida que la Verdad espiritual del Divino crece en nosotros, nuestra vida y nuestra acción deben ciertamente dimanar cada vez más de ésta, ser unos con ella. Pero decidir de antemano, según nuestras limitadas concepciones mentales, en qué deban consistir, entorpece el crecimiento en nuestro interior de la Verdad espiritual.(continuará)
Sri Aurobindo. Cartas sobre el yoga.