15 diciembre, 2020

485 Libro VII: El Libro del Yoga. Canto II: La Parábola de la Búsqueda del Alma.

Nuestra alma actúa desde su místico aposento;
su influencia insistiendo sobre nuestro corazón y nuestra mente
los impulsa a exceder sus yoes mortales. 

Va en pos del Bien y de la Belleza y de Dios;
tras los muros del yo vemos a nuestro yo ilimitado,
a través de nuestros lentes mundanos miramos hacia vastedades vistas a medias,
buscamos la Verdad más allá de las cosas aparentes. 

Nuestra Mente interior mora en una luz más amplia,
su claridad nos mira a través de puertas escondidas;
nuestros miembros se tornan luminosos y la faz de la Sabiduría
aparece en el umbral del místico recinto:
cuando ocupa la casa de nuestro sentido exterior,
podemos mirar hacia lo alto y ver, encima, su sol. 

Un espléndido yo vital con sus inherentes poderes
mantiene el módico mínimo al que llamamos vida;
él puede injertar en nuestro reptar dos poderosas alas. 

El yo sutil de nuestro cuerpo está entronizado en el interior
en su invisible palacio de sueños verídicos
que no son sino sombras brillantes de los pensamientos de Dios.

15 noviembre, 2020

484 Libro VII: El Libro del Yoga. Canto II: La Parábola de la Búsqueda del Alma.

Pero esto es sólo la primera mirada sobre sí misma de la Materia,
una escala y sucesión en la Ignorancia.

No es todo lo que somos o todo nuestro mundo.

Nuestra personalidad superior de conocimiento nos espera,
luz suprema en la Vastedad de la verdad-consciencia:
ve desde cimas más allá de la mente pensante,
se mueve en un aire espléndido que trasciende la vida.

Descenderá y transformará la vida de la tierra en divina.

La Verdad hizo el mundo, no una ciega Fuerza-Naturaleza.

Pues nuestras más amplias alturas divinas no están aquí;
nuestras cimas en el esplendor de lo superconsciente
permanecen gloriosas ante la verdadera faz de Dios:
allí está nuestro aspecto de eternidad,
allí está la figura del dios que somos,
su juvenil mirada que no envejece puesta sobre las cosas imperecederas,
su alegría por nuestra huida de la muerte y del Tiempo,
su inmortalidad y su luz y su gozo.

Nuestro ser superior permanece tras herméticos muros:
en partes de nosotros que no vemos hay grandezas ocultas
que esperan su hora para avanzar al frente de la vida:
percibimos una ayuda de los profundos Dioses que nos habitan;
alguien habla en el interior, la Luz nos llega desde lo alto.

15 octubre, 2020

483 Libro VII: El Libro del Yoga. Canto II: La Parábola de la Búsqueda del Alma.

Abolido vanamente de las avenidas del Tiempo
nuestro pasado vive todavía en nuestros yoes inconscientes
y por el peso de sus ocultas influencias
es conformado el desenvolvimiento de nuestro futuro.


Pues todo es una inevitable cadena
que sin embargo semeja una serie de accidentes.

Las desmemoriadas horas repiten los viejos actos,
nuestro pasado muerto atenaza los tobillos de nuestro futuro
y arrastra hacia atrás la gloriosa zancada de la nueva naturaleza,
o desde su cuerpo enterrado antiguos fantasmas surgen,
viejos pensamientos, anhelos viejos, pasiones muertas viven de nuevo,
recurren en sueño o impulsan al hombre de vigilia
a palabras que fuerzan la barrera de sus labios,
a actos que repentinamente aparecen y franquean
la razón de su cabeza y la guardia de su voluntad.

Una antigua personalidad acecha en el nuevo yo que somos;
difícilmente escapamos de lo que una vez fuimos:
en el tenue fulgor de los pasadizos del hábito,
en los oscuros corredores del subconsciente
todas las cosas son transportadas por los nervios porteadores
y nada es controlado por la mente subterránea,
ni examinado por los guardias de las puertas
y admitida por una ciega memoria instintiva,
la vieja pandilla repudiada, se sirve de viejos pasaportes caducados.

Nada de lo que una vez vivió está completamente muerto;
en sombríos túneles del ser del mundo y en los nuestros
la vieja naturaleza rechazada sobrevive todavía;
los cadáveres de sus pensamientos dados por muertos alzan sus cabezas
y visitan durante el sueño los paseos nocturnos de la mente,
sus sofocados impulsos alientan y se mueven y se levantan;
todo conserva una fantasmal inmortalidad.

Irresistibles son las secuencias de la Naturaleza:
las semillas de los pecados rechazados germinan desde escondido suelo;
enfrentamos una vez más el mal desechado de nuestros corazones;
nuestros muertos yoes regresan para matar a nuestra alma viva.

Una parte de nosotros vive el Tiempo presente,
una secreta masa anda a tientas en la oscura inconsciencia;
de lo inconsciente y subliminal
surgidos, vivimos en la incierta luz de la mente
y nos esforzamos por conocer y dominar un dudoso mundo
cuyo propósito y significado permanecen escondidos a nuestra vista.

Por encima de nosotros mora un Dios superconsciente
oculto en el misterio de su propia luz:
a nuestro alrededor una vasta ignorancia
iluminada por el rayo incierto de la mente humana,
bajo nosotros duerme lo Inconsciente oscuro y mudo.

15 agosto, 2020

482 Libro VII: El Libro del Yoga. Canto II: La Parábola de la Búsqueda del Alma.

Todas las posibilidades del mundo aguardan en el hombre
como el árbol aguarda en la semilla:

su pasado vive en él; conduce el paso de su futuro;
sus actos presentes moldean el destino que se aproxima.
Dioses nonatos se esconden en su casa de Vida.

Los daemones* de lo desconocido dominan su mente
arrojando sus* sueños en vivos moldes de pensamiento,
moldes en los cuales su* mente construye su mundo.

Su* mente crea a su alrededor su universo.

Todo cuanto ha sido lo renueva en él su nacimiento;
todo lo que puede ser está prefigurado en su alma.

Manifestándose en actos cubre sobre los caminos del mundo,
de forma oscura para la conjetura de la razón interpretadora,
el trazado del secreto propósito de los dioses.

Por extrañas direcciones discurre el intrincado plan;
retenido de la humana previsión está su final
y la lejana intención de una Voluntad que dispone
o el orden de la arbitraria Casualidad de la vida
que va descubriendo su fijado desenvolvimiento y su predestinada hora.

Nuestra superficie observada en vano por la mirada de la razón,
invadida por los imprevistos de lo oculto,
resignada registra los accidentes del Tiempo,
los no elegidos giros y cambios de la vida.

Sólo una pequeña parte de nosotros prevé sus etapas,
sólo una pequeña parte posee voluntad y paso deliberado.

Una vasta subliminalidad es una parte inmensurable del hombre.

El oscuro subconsciente es su caverna base.

Notas:

daemones: En la mitología griega una divinidad intermedia entre los grandes Dioses y el hombre; también hace referencia —en el sentido socrático— a un genio o espíritu interior que guía a la parte exterior del hombre.
sus sueños: de los daemones.
su mente; Su mente: del hombre.

15 Agosto 2020



En cierta ocasión Sri Aurobindo expresó a uno de sus biógrafos: “Ni usted ni nadie saben nada de mi vida, nunca ha ocurrido nada en la superficie que la gente pueda ver.” No obstante, el poema Savitri guarda al lector una sorpresa al respecto. Aparte de que la impronta de Sri Aurobindo, y sus experiencias, queda reflejada a lo largo de todo el poema, el Libro I: El Libro de los Comienzos, en su Canto III: El Yoga del Rey: El Yoga de la Liberación del Alma, contiene lo que podemos considerar el autorretrato espiritual o interior de Sri Aurobindo. Por ello los versos a continuación, pertenecientes a dicho Canto, en la página 22 del poema, pueden entenderse referidos en su integridad a Sri Aurobindo. 

Incorporado al Espacio y Tiempo cósmicos
y pagando aquí la deuda de Dios con la tierra y el hombre
una filiación mayor era su derecho divino.

Aun consintiendo la mortal ignorancia,
su conocimiento compartía la Luz inefable.

Una fuerza de la Permanencia original
involucrada en el momento y su flujo,
conservaba la visión de las Vastedades más allá:
había en él un poder de lo Incognoscible.

Archivero de los símbolos del Más Allá,
tesorero de sueños que exceden lo humano,
portaba el sello de poderosos recuerdos
y derramaba su grandioso rayo en la vida humana.

Sus días eran un largo crecimiento hacia el Supremo.

15 julio, 2020

481 Libro VII: El Libro del Yoga. Canto II: La Parábola de la Búsqueda del Alma.

Antaño acallados o vistiendo engañosos nombres y ropajes
son elementos infernales, poderes demoníacos.
La naturaleza inferior del hombre esconde estos pésimos huéspedes.

Su vasto contagio a veces atenaza al mundo.

Una fatal insurgencia abruma el alma del hombre.

De casa en casa el amplio levantamiento se extiende:
las compañías del infierno andan sueltas haciendo su trabajo,
en los caminos de la tierra irrumpen desde todas las puertas,
invaden con ansias de sangre y voluntad de matar
y llenan de horror y carnicería el hermoso mundo de Dios.

La Muerte y sus secuaces acechan a una víctima tierra;
el terrible Ángel golpea a cada puerta:
una horrible risotada se burla del dolor del mundo
y masacre y tortura sonríen burlando al Cielo:
todo es presa de la fuerza destructora;
la creación es sacudida y tiemblan cimas y basamentos.

Naturaleza maligna alojada en humanos corazones,
habitante extranjero, huésped peligroso:
al alma que la alberga puede desalojar,
expulsar al dueño, apoderarse de la casa.

Una potencia opuesta contradiciendo a Dios,
una momentánea omnipotencia de Mal
ha montado a horcajadas sobre la recta senda de los actos de la Naturaleza.
Imita a la Divinidad que niega,
adopta su figura y asume su faz.
Maniquea* creadora y destructora,
puede abolir al hombre, anular su mundo.

Mas existe un poder que protege, hay Manos que salvan,
divinos ojos calmos contemplan la humana escena.

Notas:
Maniquea: Que mantiene posturas extremas sin términos medios. Dogmática. 

14 junio, 2020

480 Libro VII: El Libro del Yoga. Canto II: La Parábola de la Búsqueda del Alma.


Grises fuerzas como un delgado miasma se arrastran sigilosamente,
deslizándose por los resquicios de las puertas de su* cerrada mansión,
decolorando los muros de la mente más alta
en la que vive su perfecta y engañosa vida,
y dejan detrás un hedor a pecado y a muerte:
no sólo surgen en él perversas tendencias del pensamiento
y formidables influencias sin forma,
sino que hasta allí llegan presencias y espantosas formas:
extraordinarias figuras y rostros suben por sombríos peldaños
y miran a veces al interior de sus* salones,
o llamados para el apasionado trabajo de un momento
dejan una terrible afirmación de carácter sobre su corazón:
sacados de su reposo, ya nunca pueden ser sujetados.

Afligiendo la luz del día e inquietando la noche,
invadiendo a su capricho su habitáculo exterior,
los horripilantes terribles habitantes de la desolada penumbra
trepando hasta la luz de Dios perturban toda luz.

Cuanto han tocado o visto lo hacen suyo propio,
en el sótano de la Naturaleza se alojan, obturan los corredores de la mente,
entorpecen los nexos del pensamiento y las secuencias de la reflexión,
irrumpen en el silencio del alma con alboroto y griterío
o invocan a los habitantes del abismo,
invitan a los instintos a gozos prohibidos,
despiertan una risa de terrible regocijo demoníaco
y con degenerados motín y orgía sacuden el basamento de la vida.

Impotente para reprimir a sus imponentes prisioneros,
el aterrado dueño de la casa se refugia arriba,
siéndole arrebatada su casa ya no vuelve a ser suya.

Está confinado y sometido, víctima del juego,
o, seducido, se regocija en el loco y potente fragor.

Las poderosas fuerzas de su naturaleza se han levantado
y celebran a sus anchas una fiesta de rebeldía.

Surgidas de la oscuridad en la que se agazapaban en lo profundo,
apartadas de la vista, ya nunca pueden ser contenidas;
los impulsos de su naturaleza son ahora sus dueños.

Notas:
su cerrada mansión: del hombre
sus salones: id.

15 mayo, 2020

479 Libro VII: El Libro del Yoga. Canto II: La Parábola de la Búsqueda del Alma.

Desconocido para sí mismo vive un oculto rey*
tras ricos tapices en grandes habitaciones secretas;
epicúreo de los invisibles gozos del espíritu,
vive en la dulce miel de la soledad:
dios sin nombre en templo inaccesible,
en el secreto santuario de su recóndita alma*
guarda los encubiertos misterios del ser
bajo el umbral, tras sombrías puertas
o encerrados en vastos sótanos de sueño inconsciente.

El inmaculado Divino Todo-Maravilla
arroja en la ​​argéntea pureza de su alma*
su esplendor y su grandeza y la luz
de autocreación en la infinitud del Tiempo
como dentro de un sublime cristal reflector.

En la vida del mundo el hombre da forma a los sueños de Dios.

Pero todo está allí, incluso los opuestos de Dios;
él* es un pequeño frente de los trabajos de la Naturaleza,
esbozo pensante de una críptica Fuerza.

Todo cuanto en ella hay lo revela en él,
sus esplendores caminan en él y sus oscuridades.

La viviente casa del hombre no sólo contiene a los dioses:
hay Sombras ocultas, Poderes tenebrosos,
moradores de las ominosas habitaciones inferiores de la vida
formidables residentes de un mundo sombrío.

Descuidado guardián de los poderes de su naturaleza,
el hombre alberga peligrosas fuerzas en su casa.

El Titán y la Furia y el Djinn
permanecen cautivos en el pozo de la caverna del subconsciente
y la Bestia se arrastra en el cubil de su* antro:
terribles refunfuños emiten y murmuran en su letargo.

Insurgente levanta a veces su enorme cabeza
un monstruoso misterio que acecha en las profundidades de la vida,
el misterio de oscuros y caídos mundos,
los pavorosos rostros de los adversos Reyes.

Los espantosos poderes reprimidos en sus profundidades
se convierten en sus* señores o sus ministros;
desmedidos invaden su casa corporal,
pueden obrar en sus actos, infestar su pensamiento y su vida.

El infierno surge en el aire humano
y todo lo trastoca con pervertido aliento. 


Notas:
un oculto rey: la divinidad oculta en el hombre, el núcleo del ser psíquico. Véase el articulo “Para leer Savitri. El Libro del Yoga”.
de su recóndita alma: del hombre.
argéntea pureza  de su alma: del hombre.
él: el hombre
su antro: del hombre
sus señores: del hombre

15 abril, 2020

478 Libro VII: El Libro del Yoga. Canto II: La Parábola de la Búsqueda del Alma.

Un alma consciente en el mundo de lo Inconsciente,
oculta tras nuestros pensamientos y esperanzas y sueños,
indiferente Señor rubricando los actos de la Naturaleza
deja a la delegada mente como aparente rey.

En su flotante casa sobre el mar del Tiempo
el regente* se sienta al trabajo y jamás reposa:
es un muñeco de la danza del Tiempo;
llevado por las horas, la llamada del momento
lo compele con el agolpamiento de la necesidad de la vida
y el babel de las voces del mundo.

Esta mente desconoce el silencio y el reposo sin sueños,
en la incesante ronda de sus pasos
los pensamientos recorren por siempre el expectante cerebro;
trabaja como una máquina que no puede parar.

Hasta las habitaciones de los diferentes niveles del cuerpo
interminables descienden apiñados los mensajes del sueño-de-dios.

Todo es murmullo de un millar de tonos y parloteo y agitación,
un incansable correr de un lado para otro,
movimiento apresurado e incesante grito.

Los prestos sentidos servidores contestan de inmediato
a cada golpe sobre las puertas externas,
dan paso a los visitantes del tiempo, anuncian cada llamada,
admiten los mil interrogantes y demandas
y los mensajes de las mentes comunicantes
y el pesado negocio de innúmeras vidas
y todo el multiforme comercio del mundo.

Incluso en los ámbitos del sueño es exiguo el reposo;
se burla de los pasos de la vida en extraños sueños subconscientes,
se extravía en un reino sutil de escenas simbólicas,
su noche con visiones de fino aire y tenues figuras
llena o puebla con ligeras formas cambiantes
y tan sólo gasta un momento en el Yo silencioso.

Aventurándose* dentro del infinito del espacio de la mente
despliega sus alas de pensamiento en el aire interior,
o viajando en el carro de la imaginación
cruza el globo, viaja bajo las estrellas,
hacia sutiles mundos toma su curso etéreo,
visita a los Dioses en los milagrosos picos de la Vida,
se comunica con el Cielo, escarcea con el Infierno.

Esta es la pequeña superficie de la vida del hombre.

Él es esto y él es todo el universo;
escala lo Indistinguible*, sus profundidades osan el Abismo;
un completo mundo misterioso permanece encerrado dentro.

Notas:
regente: hace alusión a la mente, pero se conserva el masculino en esta línea y siguientes al haberse referido Sri Aurobindo a ella como “aparente rey”.
Aventurándose: el regente, es decir la mente.
lo Indistinguible: aquello que le trasciende y que no puede ver.

16 marzo, 2020

477 Libro VII: El Libro del Yoga. Canto II: La Parábola de la Búsqueda del Alma.


Junto a su predestinado marido Savitri permanecía sentada,
todavía en la rigidez de su dorada pose inmóvil,
estatua de fuego del sol interior.

En la oscura noche la furia de la tormenta discurría,
el trueno restallaba sobre ella, la lluvia siseaba,
su millón de gotas repiqueteaban sobre el techo.

Impasible en medio de la agitación y del grito,
testigo de los pensamientos de la mente, de los talantes de la vida,
miró dentro de sí y buscó su alma.

Un sueño le desveló el pasado cósmico,
la secreta semilla y los místicos orígenes,
los sombríos comienzos del destino del mundo:
una lámpara simbólica poniendo luz en la oculta verdad
configuró para ella el significado del cosmos.

En el indeterminado amorfismo* del Yo*
la creación emprendió sus primeros pasos misteriosos,
de la forma del cuerpo hizo un hogar para el alma
y la Materia aprendió a pensar y la persona creció:
vio el Espacio poblado con semillas de vida
y vio la humana criatura nacida en el Tiempo.

Al principio apareció una tenue semi-neutra marea
del ser emergiendo desde la infinita Nada:
una consciencia miró a la inconsciente Vastedad
y placer y dolor despertaron en el insensible Vacío.

Todo era la acción de una ciega Energía Cósmica:
trabajaba inconsciente de sus propias proezas,
conformando desde lo Inane* un universo.

En seres fragmentarios crecía consciente:
un caos de pequeñas sensibilidades
reunidas alrededor de la cabeza de punta-de-alfiler de un pequeño ego;
en ella* una sensible criatura encontró su equilibrio,
se movía y respiraba una viva, pensante entidad.

En un oscuro océano de vida subconsciente
despertaba una amorfa consciencia de superficie:
una corriente de pensamientos y sentimientos avanzaba y refluía,
espuma de memorias que fraguaba y devenía
vivaz corteza de habituales sentido y pensamiento,
sede de una viviente personalidad
y hábitos recurrentes que imitaban permanencia.

La mente naciente elaboraba una forma mudable,
construía una inestable casa en arenas movedizas,
una isla flotante sobre un insondable mar.

Por este milagro un ser consciente fue construido;
miraba alrededor de éste su dificultoso campo
sobre la verde tierra de peligro y maravilla;
esperaba sobrevivir en un cuerpo efímero
confiando en la falsa eternidad de la Materia.

Percibía una divinidad en su frágil casa;
veía azules cielos, soñaba inmortalidad.
  
Notas:
amorfismo: ausencia de forma.
del Yo: de Aquello de lo cual todo procede más allá del tiempo y del espacio.
Inane: Vacuo, inexistente.
en ella: en la cabeza de punta-de-alfiler.

15 febrero, 2020

Libro VII: El Libro del Yoga. Canto II: La Parábola de la Búsqueda del Alma.


476

Mas refrenando su turbado rebelde corazón,
abrupto, erguido y fuerte, calmo como una montaña,
remontando los mares de la mortal ignorancia,
su ápice inmutable por encima del aire de la mente,
un Poder dentro de ella respondió a la silenciada Voz:
“Soy tu porción* aquí encargada de tu trabajo,
como tú eres mi propio yo situado por siempre en lo alto,
habla a mis profundidades, oh gran e inmortal Voz,
ordena, puesto que estoy aquí para hacer tu voluntad.”

La Voz replicó: “Recuerda para qué viniste:*
encuentra tu alma, recobra tu oculto yo,
en silencio busca el propósito de Dios en tus profundidades,
entonces la naturaleza mortal transmuta en divina.

Abre la puerta de Dios, penetra en su trance.

Arroja de ti el Pensamiento, este ágil imitador de la Luz:
aquietando tu cerebro en su* tremendo silencio
su* vasta Verdad despierta en el interior y conoce y ve.
Arroja de ti el sentido que vela la visión de tu espíritu:
en la enorme vacuidad de tu mente
verás el cuerpo del Eterno en el mundo,
lo reconocerás en cada voz que tu alma escuche,
en los contactos del mundo percibirás su solo toque;
todas las cosas te envolverán en su* abrazo.

Conquista los latidos del corazón, deja que tu corazón palpite en Dios:
tu naturaleza será el instrumento de sus trabajos,
tu voz albergará la grandeza de su Palabra:
entonces acogerás mi fuerza y conquistarás la Muerte.”
  
Notas:
Soy tu porción aquí encargada de tu trabajo: se trata del ser psíquico, que junto al espíritu  (“su ápice inmutable por encima del aire de la mente”) constituyen el Ser interior de Savitri, delegación del alma eterna en su manifestación terrenal. Véase el articulo “Para leer Savitri. El Libro del Yoga”.
Recuerda para qué viniste: En las tres líneas siguientes Sri Aurobindo define de una forma sintética y clara el propósito del Yoga Integral.
su tremendo silencio: de Dios.
su vasta Verdad: de Dios.
en su abrazo: del Eterno.

15 enero, 2020

Libro VII: El Libro del Yoga. Canto II: La Parábola de la Búsqueda del Alma.

475
  
La Voz replicó: “¿Es eso suficiente, oh espíritu?
¿Y qué dirá tu alma cuando despierte y sepa
del trabajo dejado sin hacer para el cual vino?
¿O es esto todo para tu ser nacido en la tierra
misionado con un mandato de la eternidad,
oyente de las voces de los años,
seguidor de las huellas de los dioses,
pasar y dejar inalteradas las viejas leyes polvorientas?
¿No habrá nuevas tablas, ni nueva Palabra,
ni una mayor luz descenderá sobre la tierra
liberándola de su inconsciencia,
al espíritu del hombre de su inmutable Destino?

¿No descendiste para abrir las puertas del Destino,
las puertas de hierro que parecían cerradas para siempre,
y conducir al hombre a la amplia y dorada vía de la Verdad
que discurre a través de las cosas finitas hacia la eternidad?
¿Es entonces éste el relato que debo hacer,
mi cabeza agachada por la vergüenza delante del sitial del Eterno, —
su propio poder que en tu cuerpo encendió fracasado,
su trabajadora de regreso, su tarea sin hacer?”

Entonces el corazón de Savitri cayó en la mudez, sin pronunciar palabra.