15 junio, 2018

Libro V: El Libro del Amor. Canto III: Satyavan y Savitri, 409b

En intenso perfume e inmersos en color*
fundieron las coloreadas muestras de su anhelo e hicieron
del florecer se su pureza y de su pasión uno.

Un sacramento de alegría en atesorantes palmas*
portaba ella, símbolo florido de su ofrendada vida,
entonces con manos alzadas ahora algo temblorosas
a causa de la misma proximidad que su alma deseaba,
este vínculo de dulzura, brillante signo de su unión,
depositó sobre el pecho ardientemente deseado por su amor.*

Como reclinada ante un gracioso dios
que desde la bruma de su grandeza ha brillado
para colmar de belleza las horas de sus adoradores,
se inclinó ella y tocó sus pies con manos adorantes;
convirtió su vida en su mundo para que él lo hollara
e hizo de su cuerpo la habitación de su deleite,
su palpitante corazón un recordatorio de felicidad.

Él se inclinó hacia ella y la atrajo hacia sí
su maridado anhelo juntaron cual reunidas esperanzas;
como un rico mundo entero repentinamente poseído,
desposada a todo cuanto él había sido, se convirtió en él,
inagotable alegría hecha suya sola,
él envolvió a Savitri toda entre sus brazos.

Rodeándola su abrazo se convirtió en el signo
de una estrecha relación a través de los lentos íntimos años,
primer dulce resumen de la dicha por venir,
breve intensidad de toda una larga vida.

Notas:
… e inmersos en color: Satyavan y Savitri.
Un sacramento de alegría en atesorantes palmas: la guirnalda (véase fin de 409) que Savitri lleva en sus manos como un tesoro.
depositó sobre el pecho (de Sat.) ardientemente deseado por su (de Sav.) amor.

02 junio, 2018

Lo Incognoscible cognoscible

Hay por tanto una suprema Realidad eterna, absoluta e infinita. Puesto que es absoluta e infinita, es en esencia indeterminable. Es indefinible e inconcebible para la mente finita y definitoria; es inefable para la palabra creada por la mente; no es descriptible ni por nuestras negaciones, neti, neti, –puesto que no podemos delimitarla diciendo no es esto, no es aquello,– ni por nuestras afirmaciones, puesto que no podemos determinarla diciendo es esto, es aquello, iti, iti. Y sin embargo aunque incognoscible para nosotros a través de esas vías, no es completamente y por todas las vías incognoscible; es autoevidente para sí misma y, aunque inexpresable, sin embargo resulta autoevidente para un conocimiento por identidad del que el ser espiritual en nosotros debe ser capaz; pues este ser espiritual no es en su esencia y en su original e íntima realidad ninguna otra cosa que esa Suprema Existencia.

Sri Aurobindo. La vida Divina. Libro II-Capítulo II.