Junto a su
predestinado marido Savitri permanecía sentada,
todavía en la
rigidez de su dorada pose inmóvil,
estatua de fuego
del sol interior.
En la oscura
noche la furia de la tormenta discurría,
el trueno
restallaba sobre ella, la lluvia siseaba,
su millón de
gotas repiqueteaban sobre el techo.
Impasible en
medio de la agitación y del grito,
testigo de los
pensamientos de la mente, de los talantes de la vida,
miró dentro de
sí y buscó su alma.
Un sueño le
desveló el pasado cósmico,
la secreta
semilla y los místicos orígenes,
los sombríos
comienzos del destino del mundo:
una lámpara
simbólica poniendo luz en la oculta verdad
configuró para
ella el significado del cosmos.
En el
indeterminado amorfismo* del Yo*
la creación
emprendió sus primeros pasos misteriosos,
de la forma del
cuerpo hizo un hogar para el alma
y la Materia
aprendió a pensar y la persona creció:
vio el Espacio poblado con semillas de vida
y vio la humana
criatura nacida en el Tiempo.
Al principio
apareció una tenue semi-neutra marea
del ser
emergiendo desde la infinita Nada:
una consciencia
miró a la inconsciente Vastedad
y placer y dolor
despertaron en el insensible Vacío.
Todo era la
acción de una ciega Energía Cósmica:
trabajaba
inconsciente de sus propias proezas,
conformando
desde lo Inane* un universo.
En seres
fragmentarios crecía consciente:
un caos de
pequeñas sensibilidades
reunidas
alrededor de la cabeza de punta-de-alfiler de un pequeño ego;
en ella* una
sensible criatura encontró su equilibrio,
se movía y
respiraba una viva, pensante entidad.
En un oscuro
océano de vida subconsciente
despertaba una
amorfa consciencia de superficie:
una corriente de
pensamientos y sentimientos avanzaba y refluía,
espuma de
memorias que fraguaba y devenía
vivaz corteza de
habituales sentido y pensamiento,
sede de una
viviente personalidad
y hábitos
recurrentes que imitaban permanencia.
La mente
naciente elaboraba una forma mudable,
construía una
inestable casa en arenas movedizas,
una isla
flotante sobre un insondable mar.
Por este milagro
un ser consciente fue construido;
miraba alrededor
de éste su dificultoso campo
sobre la verde
tierra de peligro y maravilla;
esperaba
sobrevivir en un cuerpo efímero
confiando en la
falsa eternidad de la Materia.
Percibía una
divinidad en su frágil casa;
veía azules
cielos, soñaba inmortalidad.
Notas:
amorfismo: ausencia de forma.
… del Yo: de Aquello de lo cual todo
procede más allá del tiempo y del espacio.
Inane: Vacuo, inexistente.
en ella: en la cabeza de punta-de-alfiler.