Las colas que se formaban para ver a Sri Aurobindo eran muy largas. Podíamos verlo en cuatro ocasiones al año. La última vez que pude verlo fue cuando yo tenía trece años, en 1950, el año en que abandonó su cuerpo físico. Para mí era la personificación de la Compasión. Siempre había una gran luz que lo circundaba. Siempre veía esa luz y una amorosa y compasiva sonrisa en su cara.Gauri Pinto, conversación con Anie Nunnally. The Golden Path.
[Gauri Pinto era en esa época una niña nacida en el ashram de Sri Aurobindo, donde sus padres habían fijado su residencia, que creció en el ambiente y cuidado de Madre y Sri Aurobindo.]