Tu voz es tan modesta, tan imparcial,
tan sublime en paciencia y misericordia
que no se deja oír con ninguna autoridad, con ningún poder de voluntad,
sino como una brisa fresca, dulce y pura, como un murmullo cristalino
que da la nota de armonía en el concierto discordante.
Solo para aquel que sabe escuchar la nota, respirar la brisa,
contiene tales tesoros de belleza,
tal perfume de pura serenidad y de noble grandeza,
que todas las ilusiones locas se desvanecen o se transforman
en una gozosa aceptación de la maravillosa verdad vislumbrada.
Traducción del original francés: Shraddha