15 junio, 2019

Libro VII: El Libro del Yoga. Canto I: La Alegría de la Unión; la Ordalía del Conocimiento Previo de la Muerte.

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El rico y feliz recogimiento que antaño
la preservaba cual fronda de plata
acomodada en luminoso nido de pensamientos y sueños
dio paso a trágicas horas de soledad
y solitaria pena que nadie podía compartir o conocer,
un cuerpo viendo el fin demasiado temprano de la alegría
y de la frágil felicidad de su amor mortal.

Su impasible rostro callado y dulce y calmo,
sus gráciles actos cotidianos eran ahora una máscara;
en vano dirigía la mirada a sus honduras para encontrar
una base de quietud y de paz del espíritu.

Todavía velado para ella estaba el silencioso Ser interior*
que contempla el drama de la vida pasar con ojos impertérritos,
que sobrelleva la tristeza de la mente y del corazón
y soporta en humanos corazones el mundo y el destino.
Llegaba un atisbo o destellos, la Presencia permanecía escondida.

Sólo su vehemente corazón y su apasionada voluntad
mantenía al frente para afrontar el inmutable destino;
indefensos, desnudos, uncidos a su humana suerte
carecían de medios para actuar, de vía de salvación.

A estos* controlaba, nada era mostrado al exterior:
para ellos* era todavía la niña que conocían y amaban;
no veían la afligida mujer interior.

Ningún cambio era apreciado en sus hermosos movimientos:
adorada emperatriz a quien todos rivalizaban en servir,
de sí misma hacía la diligente servidora de todos,
no escatimaba las labores de escoba y tinaja y pozo,
o el entrañable gentil cuidado o apilar el fuego
de altar y cocina, ni la nimia tarea permitida
a los demás que su fuerza de mujer le permitiera realizar.

En todos sus actos resplandecía una extraña divinidad:
en el más simple movimiento podía evocar
una unidad con el radiante vestido luminoso de la tierra,
una exaltación de los actos comunes mediante el amor.

Suyo era todo el amor que con único bramante celestial
unía todo con todo y con ella como lazo dorado.

Notas:
Ser interior: su ser psíquico, componente junto con su espíritu del Ser interior de Savitri, delegación del alma eterna en su manifestación terrenal. Véase el articulo “Para leer Savitri. El Libro del Yoga”.
a estos: a su vehemente corazón y su apasionada voluntad
ellos: los allegados de Savitri: Satyavan, la familia de Satyavan, todos cuantos ahora en lo profundo de la selva formaban parte de la nueva vida de Savitri.