01 julio, 2018

Darhsan

   Veía a la Madre dos veces al día. Acostumbraba a dar darshan por las mañanas en el espacio de meditación. Por las tardes subíamos para el darshan a la parte alta de las escaleras. Recuerdo mi primer darshan con la Madre. La vi sentada en lo alto de las escaleras llevando el más exquisito y bello sari azul. Sus ojos eran algo indescriptible. Quedé abrumada por la experiencia. Quedábamos cautivados por ella de forma inmediata.

   El poder de Sri Aurobindo era muy diferente. Lo veía sólo con ocasión de los cuatro darshans que daba a lo largo del año. Pasábamos ante él uno por uno rápidamente, pero él ¡transmitía tanta Fuerza al interior de cada uno de nosotros en tan corto espacio de tiempo! Recuerdo un darshan en el mes de Abril, al atardecer, sentados en el patio esperando para subir por las escaleras. Podía sentir palpablemente retemblar todo el patio hacia atrás y hacia delante debido a la cantidad de Fuerza que emanaba de su presencia. Ésta es una de las razones por la que los niños no eran admitidos en el Ashram hasta una cierta edad. Tan grande era la fuerza. A menudo enfermaban.

   Durante mi primer darshan, conforme me aproximaba a la habitación interior, al alcanzar la puerta pude sentir dos rayos de luz penetrando en mi pecho. Todavía permanecía en la puerta cuando lo sentí. Al pasar ante Sri Aurobindo fue como si estuviera en trance y al alejarme permanecía todavía en ese estado.

   Sin embargo en cierta ocasión estaba hablando con la Madre antes de un darshan con Sri Aurobindo. Le dije:
 -Madre, yo no "veo" a Sri Aurobindo durante los darshans. Claro que lo veo físicamente, pero tengo la impresión de que no lo veo interiormente. La Madre dijo: -Sí, es cierto, resulta muy difícil.
- Pero Madre, otros me dicen que ellos lo "ven". Ella dijo: -Tal vez sólo lo aparentan. Después de esto, en el siguiente darshan "vi" a Sri Aurobindo de una forma totalmente diferente. La Madre había abierto mi visión interior y me había dado la capacidad de "ver" verdaderamente a Sri Aurobindo.

Tehmi Masalawalla, conversación con Anie Nunnally. The Golden Path.