13 septiembre, 2023

La Influencia y Acción del Ser Psíquico III

           A medida que prosigue la evolución, la Naturaleza hace lentamente intentos para manifestar las partes ocultas de nuestro ser; nos invita a observar cada vez más dentro de nosotros mismos, o lanza a la superficie desde estas partes ocultas insinuaciones o formaciones más claramente reconocibles.
El alma en nosotros, el principio psíquico ha comenzado ya a tomar forma secretamente: crea y desarrolla una personalidad psíquica, un ser psíquico diferenciado para representarla.
Este ser psíquico permanece todavía detrás del velo en la parte subliminal de nuestro ser, como la mente verdadera, el vital verdadero o como el ser físico verdadero o sutil; pero, como ellos, actúa sobre la vida de superficie por las influencias y las insinuaciones que hace brotar hasta allí.
Éstas vienen a añadirse al conglomerado de la superficie que es el producto de la acumulación de influencias y de eclosiones interiores, cuyo conjunto configura la formación o superestructura que generalmente sentimos y creemos ser nosotros mismos.
Sobre esta superficie ignorante percibimos vagamente algo que se puede llamar un alma y que es distinta de la mente, de la vida y del cuerpo; y esta alma la sentimos no solamente como la idea mental o el vago instinto que nosotros tenemos de nosotros mismos, sino como una influencia perceptible en nuestra vida, nuestro carácter y nuestra acción.
Una cierta sensibilidad para todo lo que es verdadero, bueno y bello, delicado, puro y noble, una receptividad a estas cosas, una necesidad de estas cosas, una presión sobre la mente y la vida para que ellas las acepten y las formulen en nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, nuestra conducta, nuestro carácter; tales son los signos más habitualmente reconocidos –si bien ellos no sean los únicos–, los signos más generales y más característicos de la influencia de la psique.
Del hombre que no tiene este elemento en él o que no responde completamente a estas incitaciones, nosotros decimos que no tiene alma. Porque es esta influencia la que nosotros podemos reconocer más fácilmente como la parte más noble o incluso divina en nosotros, y también la más poderosa para orientar lentamente nuestra naturaleza hacia alguna perfección.

Sri Aurobindo
Cortesía del Centro Sri Aurobindo Barcelona
(Continuará)